Al parecer nadie informó al Presidente Humala sobre la trayectoría política y la calidad ética y moral del Embajador Luis Chuquihuara, este oscuro personaje que se ha desempeñado como Secretario de la Presidencia durante los primeros siete meses del gobierno del Presidente Humala y que ahora quiere hacernos creer que “tiene” que salir al exterior, porque ya pasaron tres años y la norma asi lo exige. Semejante aseveración causo extrañeza al excanciller José Antonio García Belaunde quien desmintió categóricamente lo dicho por Chuquihuara.
Fuentes confiables aseguran que Luis Chuquihuara ha tenido algunos roces con el canciller Rafael Roncagliolo, uno de ellos ha sido el hecho de que el Canciller Roncagliolo no ascendió el año pasado a su hermano Alfredo Chuquihuara. Pero no es el único diplomático que habla mal gratuitamente de Roncagliolo, sabemos que también el Embajador aprista Perez Sanchez-Cerro ha emitido comentarios desafortunados en contra de Roncagliolo, tratándolo en pocas palabras como una persona no apta para el cargo que ocupa. Pero todo esto no es de extrañar en vista que ambos, es decir Chuqui y Perez se sienten los candidatos con derecho a tan ambicionada cartera.
Luis Chuquihuara, fue Secretario de la Presidencia durante el gobierno de Toledo, con oficina en Palacio de Gobierno y con un sueldo de 23 mil cien soles mensuales, además de sus gratificaciones y CTS. Tres años después, dejó Palacio por Bruselas, embajada a la que llegó después de una meteórica carrera diplomática impulsada a cañonazos durante los cinco años de gobierno toledista.
Luego, con el gobierno aprista, Chuquihuara fue enviado a una representación de mucho menor relevancia, como es la embajada en El Salvador, donde no perdiendo la maña y mano de los fondos como denuncio en su momento la admistradora de fondos de esa Misión Ministra Consejera Castañon.
PROCESOS RELACIONADOS CON EL MANEJO DE FONDOS
Chuquihuara ha sido objeto de denuncias y procesos relacionados con el manejo de fondos oficiales en el Consulado en Londres, en las embajadas del Perú en Bélgica y en El Salvador. En estas últimas, los Administradores de Fondos no firmaron sus cuentas para no verse coludidos en malversaciones y peculado en el uso de recursos públicos en provecho de él y su familia.
En el descargo del Ministro Arturo Jarama, administrador de fondos de la Embajada del Perú en Bélgica, quien sufrió injustas represalias por su honestidad, figura que Chuquihuara presentó un recibo por 72.60 dólares que, según él, correspondía a un almuerzo el domingo 22 de mayo con el cónsul Thierry Spee. Sobre este punto hay un correo electrónico de Spee, en el que afirma que no estuvo en Bruselas en esa fecha. Ese mismo mes Chuquihuara presentó otro comprobante de pago por 57 dólares que correspondía a una cena con embajadores andinos, pero en el recibo aparecen ítems como pañales, champú, y otros artículos para bebé. Además la reunión tampoco aparece registrada en la agenda de la legación diplomática.También presentó un recibo del domingo 12 de junio por 55.20 dólares sobre una supuesta reunión con el director de Brusselexport. Pero ese día, a las 8:10 de la mañana, Chuquihuara viajó a Lima, en comisión de servicio. Estas son sólo algunas de las denuncias.
En el caso de la Embajada del Perú en El Salvador, la Administradora de Fondos Milagros Castañon, quien era también encargada de la sección consular de esa Embajada, se negó a firmar las cuentas de Chuquihuara cuando este prestaba servicios en esa Mision como Embajador, también por encontrar “irregularidades” en las cuentas del embajador Chuquihuara.
LA HISTORIA CUENTA...
Chuquihuara fue asesor del Canciller Augusto Blacker Miller, según el testimonio del ex Canciller Blacker Miller (libro La Propuesta Inconclusa, página 71 autor Augusto Blacker Miller) fue uno de los principales diplomáticos fujimoristas, antes y después del autogolpe de abril de 1992. Desde el puesto que ocupó como asesor clave de la Cancillería de Blacker, en la Dirección de Planeamiento, fue corresponsable, por ejemplo, de la elaboración de las instrucciones impartidas a todas la misiones en el exterior para que defendieran el golpe del 5 de abril (instrucciones que otro ex fujimorista, el Embajador Osvaldo de Ribero, cumplió con singular celo como Embajador ante la Asamblea de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Ginebra, según se puede comprobar en los archivos de Relaciones Exteriores.
En ese entonces Chuquihuara le contó a una fuente, de los saludables cambios de personal que se venían, que permitirían deshacerse de funcionarios ineficientes, desde un punto de vista técnico. Pero al siguiente año, ya con Óscar de la Puente como canciller, la poda fue política y barrió con los ineficientes, los eficientes y los inconvenientes, Chuquihuara incluido.
EL HERMANON ALFREDO
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| Alfredo Chuquihuara el hermano que no ascendiò |
Se sabe que durante su permanencia en Washington, Alfredo Chuquihuara conoció al entonces asesor del BID, Alejandro Toledo, con quien trabó una entrañable amistad y con quien compartia la afision por “la botella”. Naturalmente durante el gobierno del Presidente Toledo Alfredo Chuquihuara fue enviado a uno de los puestos mas ambicionados por los diplomáticos como es la representación permanente ante las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York.
Antes de finalizar el gobierno de Toledo, el Ministro en el servicio Diplomático Alfredo Chuquihuara fue propuesto como embajador peruano en Panamá, pero el gobierno panameño no aceptó que el Perú le enviara un funcionario que aún no era embajador, como su representante. Es así como el entonces Canciller Maúrtua para consolar al menor de los Chuqui, ordenó su traslado a la misión del Perú ante las Naciones Unidas en Nueva York, es decir lo regresó a USA. Sin ningún escrúpulo violaron las normas de la cancillería que establecen que los funcionarios no solo deben rotar de país, sino que además, deben rotar de continente.
Todo lo anterior solo es una prueba mas que la Cancillería peruana es un antro de corrupción.
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| MEMORANDUM DE DENUNCIA (VER MAS) |
Fuentes: IDL Reporteros - Diario Expreso - rpp - El Comercio
